1. Así, un elemento tan cotidiano como una sencilla piel de limón se revela como un eficacísimo limpiador y blanqueador dental, que llega incluso a eliminar el sarro. (Después de frotar los dientes con el limón es importante enjuagar bien la boca.)
2. Sal común con agua, con el que se humedece el cepillo
3. Triturar un freson y frotar los dientes con su pulpa. Da un aliento fresco y deja los dientes muy blancos
4. Algo mas sofisticado:
Preparar media taza de infusión muy concentrada de hojas de salvia y no filtrarla hasta que esté fria. Con la ayuda de una cucharita de madera formar una pasta blanda mezclando la infusión con la arcilla que se necesite. Es muy importante usar una arcilla muy fina para uso interno (la mejor es la arcilla blanca). Obtenida la pasta, añadir una gota de esencia de clavo, dos de canela, tres de tomillo y tres de tintura de mirra. Esta es la formula mas aniséptica, indicada para quien sufre de caries o de encias inflamadas. En casos extremos se le puede añadir tintura de propolis por su valor como antibiotico natural. Quienes no tienen problemas particulares pueden prescindir del clavo y la canela y usar en su lugar esencias mas agradables como menta, hinojo, mirra, etc.
5. Hojas de salvia o de tomillo machacadas con sal marina
Muchos recomiendan lavarse los dientes con agua y dos veces a la semana limpiarlos con bicarbonato y sal o limon.
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